Al empezar una relación de pareja, todo parece ser perfecto, no hay discusiones, ni problemas y puedes tener la impresión de que has encontrado a tu alma gemela. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, no es extraño que las cosas se compliquen un poco. Las personas que piensan que una relación no debe requerir ningún tipo de esfuerzo o trabajo, difícilmente tienen relaciones duraderas, porque lo cierto es que las relaciones más duraderas y positivas suelen requerir bastante trabajo.
Del mismo modo que no puedes esperar tener un jardín bonito si no lo cuidas y le dedicas tiempo, tampoco puedes esperar tener una relación satisfactoria si no trabajas en ella, dedicando tiempo a hablar con tu pareja, a conocer sus necesidades (y las tuyas), afrontar y resolver los problemas de pareja, divertiros juntos, compartir las alegrías y las penas, etc.
Sin embargo, el trabajo que una relación requiere debe estar también en su justa medida. Si tienes que trabajar demasiado duro para que tu relación funcione, es mala señal. Pero, ¿cómo saber dónde está el límite? Un indicio de que puedes estar esforzándote más de la cuenta es que te sientas infeliz buena parte del tiempo dentro de la relación, o que la relación te estrese o te genere ansiedad o cansancio excesivo debido al esfuerzo continuado. Es decir, pasas más tiempo trabajando en la relación que disfrutándola.
Otro indicio es que tu pareja no se esfuerza lo mismo que tú en mantener la relación y tienes la sensación de que tú llevas todo el peso de dicha elación sobre tus hombros y tienes que hacer todo el esfuerzo para que vaya bien, mientras tu pareja se deja llevar sin esforzarse mucho.
En estos casos, tal vez debas plantearte si vale la pena el esfuerzo, pues una relación así puede acabar agotándote y enfermándote.
Por tanto, una buena relación requerirá trabajar en ella y esforzarte, pero al mismo tiempo la estarás disfrutando, te sentirás feliz y la considerarás satisfactoria incluso a pesar de que haya momentos difíciles, porque tu esfuerzo en la relación se verá recompensado
Del mismo modo que no puedes esperar tener un jardín bonito si no lo cuidas y le dedicas tiempo, tampoco puedes esperar tener una relación satisfactoria si no trabajas en ella, dedicando tiempo a hablar con tu pareja, a conocer sus necesidades (y las tuyas), afrontar y resolver los problemas de pareja, divertiros juntos, compartir las alegrías y las penas, etc.
Sin embargo, el trabajo que una relación requiere debe estar también en su justa medida. Si tienes que trabajar demasiado duro para que tu relación funcione, es mala señal. Pero, ¿cómo saber dónde está el límite? Un indicio de que puedes estar esforzándote más de la cuenta es que te sientas infeliz buena parte del tiempo dentro de la relación, o que la relación te estrese o te genere ansiedad o cansancio excesivo debido al esfuerzo continuado. Es decir, pasas más tiempo trabajando en la relación que disfrutándola.
Otro indicio es que tu pareja no se esfuerza lo mismo que tú en mantener la relación y tienes la sensación de que tú llevas todo el peso de dicha elación sobre tus hombros y tienes que hacer todo el esfuerzo para que vaya bien, mientras tu pareja se deja llevar sin esforzarse mucho.
En estos casos, tal vez debas plantearte si vale la pena el esfuerzo, pues una relación así puede acabar agotándote y enfermándote.
Por tanto, una buena relación requerirá trabajar en ella y esforzarte, pero al mismo tiempo la estarás disfrutando, te sentirás feliz y la considerarás satisfactoria incluso a pesar de que haya momentos difíciles, porque tu esfuerzo en la relación se verá recompensado
No hay comentarios:
Publicar un comentario